Introducción

El siglo actual se caracteriza por ser el momento histórico continuador del Novecientos pedagógico, y por eso representa la expresión de una continuidad educativa de relevancia internacional. En estos espacios tenemos la oportunidad de reflexionar sobre nuestros objetivos educativos, y sobre todo pensar en nuestras futuras tareas como docentes e investigadores. Conocemos las enormes dificultades que las personas experimentan a diario para lograr sus aprendizajes. Y en este entorno el profesorado representa la clave para el éxito formativo y educativo del alumnado, y en su especificidad de la persona según una perspectiva holística.
La sobreabundancia de herramientas tecnológicas, y más específicamente los desafíos comunicativos, afectan a las motivaciones y ambiciones personales. La relación con los padres se fundamenta en el desarrollo cognitivo, relacional y sobre todo emocional. Nunca tenemos que olvidar nuestras posibilidades, expectativas, necesidades, y sobre todo nuestras competencias. Estamos caracterizados por diferentes estilos de aprendizaje, tal y como señalaron, Honey, Alonso y Gallego en 1994 con el conocido cuestionario CHAEA (Cuestionario Honey-Alonso de Estilos de Aprendizaje).
Profundizando en las cuatro definiciones que desarrollaron los autores sobre cuestionario de marras, es esencial entender cómo existen diversas posibilidades de cruces, de interrelaciones, y sobre todo de crecimiento compartido entre personas que bajo estas definiciones (teórico, reflexivo, dinámico y pragmático) simbolizan la existencia de un ser complejo.
Estas necesidades nos obligan a una continua reflexión tanto pedagógica como didáctica, y no necesariamente orientada de manera exclusiva al uso de los objetos tecnológicos, sino al apoyo y a la mejora del pensamiento crítico.
Shakespeare representó una fuente de inspiración para el escritor británico Aldous Huxley, que leyendo «la tempestad» bautizó a su obra como Un mundo feliz (1932). La novela más conocida de este autor inglés tiene su origen y su fundamento en una estructura crítica privada basada en un conocimiento propio, es decir, en la autonomía del pensamiento que hoy a diario vemos amenazada debido a un uso erróneo de las herramientas tecnológicas. Durante los últimos años, nos hemos dado cuenta, a través de diferentes evaluaciones de competencias y sobre todo de habilidades de las enormes dificultades, que existen a nivel interdisciplinar y de aprendizaje en la época llamada del conocimiento y del bienestar. Esto es cierto tanto a nivel europeo como desde una perspectiva global.
En el mundo de Huxley se recrea en una democracia que no lo es, una cárcel de la que los prisioneros no quieren escapar porque no saben que lo son, condicionados desde su extraña concepción para ser lo que tienen que ser. Nos presenta una sociedad altamente tecnológica que utiliza todos los medios posibles para condicionar y controlar a la masa con el fin de conseguir la estabilidad social.
A partir de las consideraciones que se hicieron en la introducción de la obra Un mundo feliz, necesitamos tener en cuenta diferentes variables. Cuando hablamos de lectura lo que pensamos está relacionado frecuentemente con los libros, o desde otra perspectiva a los autores o a los escritores. En la realidad lo que podemos averiguar en el siglo XXI, dentro del marco europeo, es la ausencia de una complejidad a nivel de comprensión y de desarrollo de una competencia lectora.

Las variables asíncronas de la educación lectora

Cotidianamente leemos, escribimos y sobre todo interactuamos con nuestro entorno, donde es necesario recuperar la práctica dialéctica con nuestra familia, nuestros amigos, y con todos los que nos permiten descifrar un mensaje, dar un sentido al ambiente paratextual. En la realidad distópica en que vivimos es de fundamental importancia entender cómo detrás de cada sujeto existen un conjunto de patrones que favorecen su sincronía en la profundidad de la relación cotidiana.
Los diferentes sentidos que cada persona utiliza, establecen significados entre los códigos, en una perspectiva semiótica del significado y del significante.
Cuando queremos hablar de lectura, con frecuencia empezamos desde nuestros autores favoritos. En la historia del libro, así como en la historia de la lectura y sobre todo de la educación encontramos como sujetos de las relaciones: los mensajes y los textos.
La lectura y sus matizaciones han caracterizado los siglos de nuestra evolución, tanto en una visión cognitiva cuánto epistemológica. Si queremos volver al sentido, y al significado mismo de lectura necesitamos tener en cuenta lo que también el filósofo Schopenhauer nos acordaba a partir del «mundo como voluntad y representación».
Ya en el título de esa obra Magna, tenemos la posibilidad de reflexionar sobre las razones, los sentidos, y las limitaciones que como personas, y lectores conscientes hemos creado pero sobre todo seguimos desarrollando sobre el mundo, y sus hipotéticas representaciones.
La subjetividad que ha caracterizado siglos de debates en el mundo de la educación cómo del arte, de los cuentos, de las novelas y de las fábulas. Nuestra realidad representa la caracterización dominante de un pensamiento que desgraciadamente, a diario, se hace aún más masificado, desperdiciando los valores que conllevan las diferentes personas. No es este el lugar para impulsar la boutade existente sobre la originalidad, y la masificación pero esto es el entorno más adecuado para tomar una posición sobre el valor de la lectura. Hablar de lectura y de escritura en un espacio tan vinculado al desarrollo tecnológico electrónico, fundamentalmente significa retomar la conciencia de sí mismo. Con demasiada frecuencia confundimos las herramientas con objetos que nos permiten expresarnos, mientras en la realidad de los hechos actúan como filtro de las informaciones que queremos difundir.
Jakobson (1974) en su libro sobre el lenguaje infantil hace un análisis profundas de las leyes generales de la estructura fónica, de la estratificación del sistema somático, y de la fundamentación de las leyes estructurales en qué encuentran en sus espacios las distinciones de las vocales y consonantes, así como de la concordancia entre el sistema de los sonidos y el sistema de los colores. El recorrido de tipo simbólico práctico que nos sugiere el autor y profundo estimador de la educación infantil, encuentran su fundamentación en los complejos niveles de aprendizaje de cada persona desde la más jóvenes edades. Recientemente han surgidos debates profundos sobre las dificultades de escribir y leer por parte de la población comunitaria. Estas dificultades están ampliamente argumentadas y debatidas en el congreso de Lisboa del año 2000. Las hipótesis generadas por parte de un analfabetismo funcional y masificado, nos obligan a desarrollar nuevas estrategias para el logro del aprendizaje significativo; fundamental para el desarrollo de la persona compleja.
El incipit sería muy extenso si nuestro interés fuera lo de desarrollar las numerosas variables existentes sobre los lectores, los escritores y los textos. Todavía, tenemos varias posibilidades representadas a través de la interdisciplinaridad de los saberes, y de la necesidad de mantener elevado el nivel cultural, y científico de las investigaciones como del debate abierto sobre la lectura. Volviendo al pensamiento filosófico que acabamos de citar, deberíamos tener claro qué hacemos parte de una estructura que construimos cada día. Nosotros vivimos en un entorno letrado decía Borges, y nuestra realidad necesita despejar nuestros pensamientos. En este sentido el mundo representa la voluntad de cada ser humano.
Los resultados de los diferentes cuestionarios europeos, como en el caso del OCDE-PISA, nos han trasladado en números las cantidades de dificultades existentes, y en este caso comprobadas a nivel cuantitativo. El problema principal sigue siendo la calidad de nuestro aprendizaje, de nuestras habilidades lectoras y sobre todo de las competencias de vida.
Con demasiada frecuencia dejamos que se hable de nuestras dificultades lectoras sin tomar alguna defensa al respecto. La literacidad y la comprensión de la existencia misma, los objetos mediales, la realidad electrónica antes de la virtual representan algunas de las variables de nuestro aprendizaje. Diariamente admitimos que somos parte de un entorno mediado, caracterizado por ser tanto real cuánto virtual.
En las últimas décadas, con el aumento masivo de los objetos electrónicos hemos empezado a perder la brújula del conocimiento, y a veces a no querer ser parte de una concreta, y compleja realidad. La virtualización de las personas erróneamente ha conllevado la digitalización de los saberes. A nivel educativo, así como cognitivo nos encontramos en una realidad dominada por la ignorancia y la mediocridad, como nos evidencia el alto número de trabajos publicados sobre el tema en estos últimos dieciséis años, entre artículos y libros, según el buscador Google Académico, revisado a final de 2016, en los idiomas: chino, español, inglés, italiano y portugués.
 

Gráfico 1. Búsqueda propia de trabajos científicos sobre el término «mediocridad» relevados eb Google Scholar entre los años 2000-2016 (Bocciolesi, 2016).

Gráfico 1

Como demostrado en la imagen (gráfico 1) obtenida con los resultados de diferentes búsquedas, obtenida en la investigación continuativa sobre la educación percibida, dirigida por el autor dentro del Ce.R.I.S.U.S. (Centro de Investigación Internacional en Ciencias Humanas y Sociales), y tomando en cuenta las restricciones existentes en el caso de China, donde vigen obstáculos políticos para el uso de los buscadores como Google, se muestra el creciente interés sobre la «mediocridad».
A nivel europeo se admitió el fracaso de tipo formativo, después de casi 17 años seguimos buscando las claves entre las competencias, y la educación lectora resulta ser fundamental. Parte integrante de las competencias de lectura y de escritura son las competencias matemáticas, y de desarrollo de las actividades lógicas, como analizado por parte de cuestionario cuantitativo PISA.
Queda claro que la referencia ofrecida por el cuestionario que acabamos de citar, nos pone enfrente a unos indicadores, a unas cantidades, y no a diferentes realidades. Esto porque contestar a unas preguntas que permiten encajar o menos con una estructura idealmente sugerida, y obligatoriamente adaptable a diferentes entornos culturales que nunca podrán adaptarse a una estructura rígida, como es evidente en la manifestación de un fracaso.
El objetivo no es lo de criticar las herramientas que se ofrecen a nivel europeo, sino de tomar cognición de nuestros papeles en la evolución ciudadana. Según la gerencia científica que nos guía, las grandes motivaciones que nos acompañan, se sigue intentando difundir habilidades y competencias lectoras, como si fueran sencillas herramientas, mientras necesitamos conseguir ser más conscientes respecto a nuestro entorno.
Las habilidades críticas y también las más complejas competencias necesitan de grandes apoyos a nivel social, académico, y gubernamental. Las interacciones entre estas tres partes, son necesarias pero no fundamentales. Cuando hablamos de dificultades a nivel de lectura, primero hablamos de personas que no saben leer, que no pueden leer o que no tienen los recursos para leer.

Los símbolos culturales en la lectura global

Nos orientamos a sujetos que no se reconocen en la imagen del lector, ni tampoco consiguen imaginarse en la del escritor.
El filósofo Schopenhauer dedicó un ensayo sobre La lectura y los libros, que según Aullón de Haro, se comparte en una estructura fundamentada por cuatro teorías: la teoría crítica de la actividad de leer; la teoría como crítica del intelectual y del mundo académico; la teoría de la recepción literaria; y la teoría de la historia literaria (Aullón De Haro, 2015). Todavía, no tenemos que olvidar que los ensayos del filósofo polaco se enfocan: «Sobre el estilo, y Sobre el lenguaje y las palabras». Esto nos permite subrayar cómo la actividad de leer hayas ido siempre central en la evolución de las personas, y sobre todo de las sociedades.
Coincidiendo con el autor Aullón De Haro (2015, p. 16): «si buscamos entre las imágenes o las comparaciones metafóricas de Schopenhauer, encontraremos entre las que sin duda le son más queridas aquella tan noblemente enciclopedistica que analógiza «la vida» y «el mundo» con «el libro». Es decir «la vida» y «el mundo» pueden ser leídos, deben de leerse e interpretarse, y esa es la gran lectura del auténtico artista o del hombre de pensamiento.»
Nosotros seguimos buscando ventajas en la época que parece ser dominada por la superficialidad.
Una ausencia de certidumbre que cada persona demuestra con la falta de interés en sí misma, en los demás y en los diferentes mensajes que el entorno complejo nos transmite a diario. En Brasil, Paulo Freire dedicó su vida para librar los oprimidos, mientras que en Italia se luchaba para conseguir un aprendizaje significativo, orientado a la consciencia del ser humano.
A nivel global se ha solicitado a través de numerosos autores el logro de un pensamiento crítico, contrastivo y complejo. Las estructuras siguen representando las grandes limitaciones de las personas, y las enormes ventajas de un entorno masificador. Decía Ortega y Gasset que cuando miramos la naranja que tenemos en la mano tan solo vemos media esfera y suponemos que detrás existe otra media esfera similar. Es imposible captar la naranja por completo. Nuestro trabajo debería ser lo de lograr ver esa esfera en su complejidad. Nuestra percepción de la realidad sigue siendo parcial, y por esta motivación necesitamos lograr las competencias lectoras necesarias para entender el mundo contemporáneo. A lo largo de los años hemos intentado crear, y fortalecer normas, reglas y comportamientos para establecer régimen de relación con el otro. Un ejemplo son la semántica y la sintaxis de nuestras lenguas que hacen de nosotros, básicamente, los sujetos que dominan los objetos.
Leer significa dominar la palabra, ser independiente, consciente de una propia autonomía, capaz de una interpretación crítica, sensible a las diferentes estructuras, capaz de suponer una posible interpretación de un contenido. A nivel hermenéutico los problemas están relacionados con la sobreinterpretación, o meta interpretación por eso la lectura es un acto de profunda y continua rebelión.

Entre criticidades y lecturas

Estas justificaciones nos acompañan así a la interpretación, la valoración de nuestra cultura lectora y de los diferentes enfoques. Tenemos numerosos autores desde la perspectiva semiótica, psicológica literaria, la educativa, hasta las más recientes tecnologías informáticas, los cuales estudian estas variables contemporáneas. Estamos rodeados de informaciones, de datos, a nivel electrónico, de números. Todavía desconocemos nuestra ubicación, y tampoco logramos entender nuestro entorno. En una perspectiva compleja, los lectores disminuyen, y aumentan los pedidos de objetos tecnológicos que puedan satisfacer la ausencia de conocimiento. La realidad exige una continua búsqueda por parte de los sujetos que la viven. La perspectiva educativa nos impone de formar personas auténticas, no caracterizadas por la perspectiva negativa del egocentrismo, sino por la capacidad de fortalecer el propio ser en estricta relación con los demás.
La colaboración hoy es fundamental, es algo imprescindible que no podemos excluir. Sin una actividad colaborativa no hay verdadero desarrollo, sólo las diferentes singularidades, con sus propias características y matices pueden favorecer el crecimiento del entorno social.
Las modalidades, y las diferentes posibilidades interactivas, en una realidad cada día más disgiuntiva nos obligan a preguntar sobre la contemporaneidad del entorno real. Como la electricidad, desde una perspectiva de tecnología electrónica está cambiando la percepción de la realidad. La virtualidad hoy representa la dematerialización de todo lo que hasta ahora ha demostrado concretez. La parte abstracta, no referida al pensamiento, sino al vivir y al ser en la abstracción, representa la transmigración de conceptos, junto a los objetos que realmente cambian de sentido en la desaparición de las formas.
Cada día nos convencemos más que no hace falta pensar, que no es necesario leer, y que estudiar es inútil. En la vida real lo que cuenta es dominar el pensamiento crítico, ser creativos, y capaces de leer la complejidad de nuestros entornos pero sin estudios, sin lecturas, sin razonamientos profundos y complejos es imposible. Así, en una sociedad la rellena de tecnologías, faltan habilidades y competencias. El filósofo Cassirer nos había claramente explicado cómo la cultura existe y aumenta, gracias a las profundas, y generativas estructuras que permiten el diálogo entre las diferentes formas de conocimiento. El desarrollo de las personas, así como el desarrollo cultural depende del diálogo entre las diferentes partes.
Las pantallas han intentado alejar a las personas atraídas por las luces, siempre intentamos ir donde hay más iluminación, no es una casualidad, es parte de nuestro instinto de sobrevivencia, no podemos vivir tranquilamente en la oscuridad. Por esta motivación, deberíamos preguntarnos por qué no logramos entender cómo la ignorancia represente la nueva oscuridad. Según las propuestas de los autores: Dewey y Bruner, deberíamos mejorar nuestros conocimientos y saberes, según diferentes perspectivas, sean estas lingüístico pragmática, o narrativa.
La posibilidad de abstraer depende del diálogo entre la persona y el entorno, como sugiere el mismo Merleau-Ponty, somos parte constituyente de «El mundo de la percepción», donde los colores, las sombras, lo percibido nos atraen y nos alejan.
Esto parece ser el lugar descrito por el mismo Marcuse (1987), en que la sociedad está caracterizada por hombres unidimensionales. Somos parte integrante de una sociedad sin oposición, acrítica:

Intentamos relacionar las causas del peligro con la manera en que la sociedad está organizada y organiza a sus miembros, nos vemos obligados a enfrentarnos inmediatamente con el hecho de que la sociedad industrial avanzada es cada vez más rica, grande y mejor conforme perpetua el peligro. La estructura de defensa hace la vida más fácil para un mayor número de gente y extiende el dominio del hombre sobre la naturaleza. Bajo estas circunstancias, nuestros medios de comunicación de masas tienen pocas dificultades para vender los intereses particulares como si fueran los de todos los hombres sensibles. Las necesidades políticas de la sociedad se convierten en necesidades y aspiraciones individuales, su satisfacción promueve los negocios el bienestar general, y la totalidad parece tener el aspecto mismo de la Razón. (Marcuse, 1987, pp. 19-20)

En este marco teórico en que se evidencia la dificultad en establecer una relación de tipo dialógico con los otros, el pensamiento de Dewey nos permite orientar y enfocar el valor de la lectura hacia el desarrollo, y el crecimiento del mismo entorno social.
En la obra Magna del autor estadounidense se subraya la necesidad de integrar las tareas cotidianas de vida como parte fundante de la educación, generando así un nuevo espacio de relieve para la comunicación y la educación sistemática. En Democracia y educación se subraya el valor del aprendizaje, y del aprender para hacerse detentores de la propia libertad. Entonces podríamos decir aprender para ser libres, o mejor dicho, leer para ser libres.
Según el mismo Dewey « la diferencia más notable existente entre los seres vivos y los inanimados es que los primeros se conservan por renovación. una piedra, cuando se golpea, resiste. Si su resistencia es mayor que la fuerza del golpe dado, permanece exteriormente inalterable. De otro modo, fragmentaria en pequeños trozos» (Dewey, 1916, p.13).
En este sentido necesitamos considerar la lectura como la fuerza que permite fragmentar la piedra. las posibilidades ofrecida los lectores son numerosas, sobre todo en un marco global donde el analfabetismo sigue volviendo a ser una viva realidad.
Necesitamos leer para descubrir nuestras peculiaridades, las diferentes facetas que nos corresponden, y las otras características que demasiadas veces se quedan detrás de un estático perfil virtual.
Tomar el control de sí mismos es algo complejo, dado que depende de los conocimientos que hemos podido adquirir a lo largo de la vida. Volviendo así al pensamiento crítico el lingüista y educador estadounidense, es necesario subrayar que:

«En tanto que crece, la energía que gasta en aprovechar el ambiente es más que compensada por la que obtiene: así crece. Interpretando la palabra "control" en este sentido, puede decirse que un ser vivo es aquél que domina y controla para su propia actividad continuada las energías que en otro caso se perderían. La vida es un proceso de autorrenovación mediante la acción sobre el medio ambiente» (Dewey, 1916, p. 13).

La ética de la lectura y de la escritura: el obvio y el obtuso

El entorno narrado por Barthes (1995) es de una retórica de la imagen, así como de la misma realidad. Mientras que nos acercamos al valor mismo de la lectura, necesitamos tener en cuenta las dos sugerencias de método que nos ofrece el semiólogo francés. Por estas razones es necesario hablar de dos diferentes perspectivas, la denotativa y la connotativa.
A lo largo de los años hemos aprendido que la perspectiva denotativa se refiere a la definición oficial de un término, podríamos decir la significación más objetiva. Mientras viceversa podemos entender que la perspectiva connotativa establece una interpretación respecto al sujeto, y la variabilidad del concepto, así como del mismo contenido, sea esto positivo o negativo.
Lo que nosotros podemos reconocer en nuestros entornos de lectores, es como la realidad misma se estructura, antes de la virtualidad que nunca debemos confundir o dejar que se interponga en las significaciones del entorno real, son los diferentes signos, significantes y significados.
Lo mismo podemos reconocer en la secuencialidad de las formas expresivas, cuando en un caso específico desarrollan un concepto desde un término reconocible como denotativo, y lo declinamos según un interés propio, subjetivo y entonces connotativo.
Son numerosas las posibilidades ofrecidas los lectores, calificables como personas que podemos reconocer en un marco crítico, y finalizado al logro de un saber complejo.
Estos fueron también unos de los grandes temas que el mismo filósofo Popper subrayó en diferentes ocasiones, pensamos en las obras Sobre la sociedad abierta (1985), o La televisión es mala maestra (1998). El peligro se esconde detrás de los objetos mediales, y cuando queremos definir la medialidad, nos estamos dirigiendo a las numerosas posibilidades tecnológicas, y no solamente electrónicas que permiten difundir informaciones, y también conocimientos.
Al parecer seguimos viviendo en la época de Frodo, en que el gran peligro estaba representado por una voluminoso libro en papel. Hoy el antagonista es en parte el libro electrónico, y también el entorno virtual. Nos queda imposible dividir el libro electrónico de la realidad digital, dado que el primero existe en en ese contexto inmaterial.
Estas motivaciones nos permiten ver los horizontes multiplicados por las nuevas tecnologías electrónicas, y al mismo tiempo nos solicitan descubrir los nuevos riesgos, y peligro de la virtualidad.
Como subrayó el pedagogo Freire, necesitamos entender que nuestra libertad es una conquista continua, y éste empieza desde nuestra necesidad de conocer la realidad.
Estas diferentes perspectivas representan numerosas miradas hacia un mismo interés, cuál es lo del fomento de la lectura, y de la competencia lectora.
En Italia a principio del siglo XX, los pedagogos más conocidos, y que hoy siguen dominando con sus teorías el panorama mundial de la educación fueron María Montessori, Aldo Agazzi, Mario Mencarelli y Sergio De Giacinto. Los referentes italianos para la educación activa, crítica y sobretodo creativa que sigue caracterizando el pensamiento de la sociedad contemporánea.
Desde la metodología semiestructurada ofrecida por Montessori, hemos llegado a una educación estructurada definida por el mismo De Giacinto. En todos estos marcos teóricos, el sujeto y el objeto de estudio está representado por el lector y la lectura.
Leer es un acto voluntario que elegimos cumplir para satisfacer nuestra necesidad de conocer. La bajada del nivel de alfabetización conlleva la disminución de los lectores, y también el aumento de una lectura virtual, y sobre todo lúdica.
Tanto Barthes como Dewey, nos hablaron del sentido democrático de la interpretación lectora, desde una mirada semiótica y pedagógica. Todavía, nosotros hacemos parte de una sociedad que no podemos dominar particularmente, nuestra posibilidad está en la necesidad de dominio de las diferentes competencias, pero sobre todo de la competencia lectora.
Mientras en la escuela de Rovigliano y de Chiaravalle, se ponía en marcha lo que hoy se conoce como método montessoriano, y en realidad se estructuraban nuevos espacios para jóvenes lectores.
Nuestras lecturas no están dominadas por el sentido de la vista, si no representan una activación contemporánea, cada nivel sinestésico, de las diferentes posibilidades de percibir el lugar en que nos encontramos.

Educación y aprendizaje: los retos

El autor Bruner (1987, p. 18), en el libro La importancia de la educación, nos explica cómo en realidad estamos interactuando con nuestro entorno, y sobre todo subraya el potencial del ser humano. «En un mundo que genera constantemente estímulos que superan nuestra capacidad para ordenarlos. El dominio cognitivo depende de estrategias que reduzcan la complejidad y la confusión, pero la reducción debe ser selectiva según las cosas que . Algunos modos de reducción, aparentemente, no requieren ningún aprendizaje, Como ocurre con nuestros mecanismos de adaptación. Lo estático no se registra: los estados constantes por su misma naturaleza dejan de estimular. Si estabilizamos la imagen en la retina, dice embarazando nos del ligero temblor, el mundo visual se desvanece. Hay otro tipo de selectividad que refleja la característica intelectual más profunda del hombre y depende en gran medida del aprendizaje. El hombre construye modelos de su mundo, y no son construcciones vacías, si no significativas integradas a un contexto, que a su vez le permiten ir más allá».
Entonces las perspectivas ofrecidas por el entorno educativo están caracterizadas por la polifonía de la complejidad misma.
De acuerdo con Robinson (2015, p. 96), en el libro dedicado a las escuelas creativas, «para cambiar cualquier situación se necesitan tres formas de discernimiento: una crítica del estado actual, una visión de cómo debería ser y una teoría transformadora para pasar de uno a otro».
Cómo nos explica claramente el autor estadounidense es necesario que cada uno tome sus responsabilidades, y actúe conscientemente para el cambio del entorno cultural y de la sociedad misma. Prioritariamente tenemos que darnos cuenta de las trampas representadas por las evaluaciones a través de cuestionarios, y como las herramientas de evaluación cuantitativa están convirtiéndose en los instrumentos fundamentales para la comprensión de los niveles educativos, de las competencias adquiridas. Así la pasión por la enseñanza desarrollada en el interesante libro de Ferreiro Gravié (2016), se convierte en la verdadera y compleja salida, crítica y creativa de las personas hacia una sociedad competente.
Las variables tecnológicas hasta ahora han generado numerosos fraintendimentos, pensamos a las diferencias conocidas entre generaciones por pertenencia cronológicas, cuando en la realidad de los hechos estamos luchando diariamente para un nivel de alfabetización básico.
En el marco europeo en los últimos meses se han desarrollado unos borradores sobre las definiciones de las «personas electrónicas» (European Parliament, 2016, pp. 1-22). La específica atención y el plusvalor que se está atribuyendo a los objetos tecnológico electrónicos ponen en riesgo las personas en sus autonomías, sus individualidades, sus certidumbres y sobre todo sus entornos.
El aprendizaje se encuentra estrechamente vinculado a las especificidades que acabamos de citar, y por eso el conocimiento de los otros sujetos debe empezar por el contacto humano, o si es virtual por el utilizo de dispositivos que faciliten el reconocimiento de las personas.
Aprender nunca ha sido tan difícil. La definición misma de multitareas para las personas que simplemente utilizan diferentes objetos tecnológicos, ya no es adecuada. Necesitamos replantear las definiciones educativas que en los últimos veinte años se han ido desarrollando. Los resultados de las diferentes pruebas de evaluación: cuantitativas y en algunos casos cualitativas. Cómo adelantado por el brasileño Freire, la falta de aprendizaje, de conocimiento de las posibilidades individuales, y sobre todo la desvalorización de las personas nos lleva a la sociedad del Silencio. La característica principal de la ausencia de palabras es subrayada por el aumento de la ignorancia.
Estas razones nos llevan al valor de las actividades de lectura, representación de una oportunidad de rescate, de la necesidad de formar pero sobre todo educar nuevos lectores.
Queda claro que no podemos hablar desde viejas perspectivas, tampoco debemos invadir nuestras aulas de tecnologías electrónicas que muchos no saben utilizar y adaptar al entorno educativo.
«La concepción ingenua del analfabetismo – dice Paulo Freire – lo encara como si fuera uno una que necesita ser erradicada (de ahí la expresión corriente: erradicación del analfabetismo), o también lo mira como si fuera una enfermedad que pasará de una otro casi por contagio» (Freire, 1969, XII).
Lectura y alfabetización no se desarrollan paralelamente, sino conjuntamente, dado que en la alfabetización se requiere leer, y la lectura nos favorece en el ejercicio crítico de nuestro crecimiento y desarrollo.
Según Freire «la alfabetización – al igual que toda tarea de Educación – no puede ser concebida como un acto mecánico, mediante el cual el educador deposita en los analfabetos palabras, sílabas y letras» (1969, XII).

Conclusiones

Alfabetizarse no significa aprender vocales o consonantes, y tampoco se reduce en el sonido de las letras, sino representa el conjunto de actividades necesarias para valorar la sociedad y sus significados poliédricos. Significa aprender a interpretar el mundo según una mirada connotativa.
La posibilidad de los científicos, de los investigadores, y de todos los lectores que están involucrados en acciones de promociones de lectura, y quieren favorecer un desarrollo superior, se fundamenta en las preguntas de las personas que no leen.
Los lectores contemporáneos proceden de una formación vinculada a las temáticas visuales, a los sonidos, y sobre todo a lo percibido. Estas caracteristicas nos favorecen en el desarrollo, y en los logros de tareas complejas, a veces colaborativas y otras cooperativas. Saber leer significa saber interpretar el mundo, encontrar las diferentes conexiones en la naturaleza, en la realidad y en la virtualidad. En el mismo momento, el analfabeta por elección se orienta a la incomprensión de su entorno, y a la enorme dificultad de relacionarse con los demás perdiendo el sentido de la relación buberiana Yo-Tu, y Yo-Ello (Buber, 1995).
Aprender representa la verdadera, y necesaria tarea educativa. La formación de las personas es algo imprescindible. Todavía necesitamos volver a conquistar nosotros mismos, nuestras habilidades, descubrir y dominar las diferentes competencias. Ser en el mundo no significa existir a nivel biológico, sino ser capaz de actuar según un propio pensamiento crítico, a demostración de la verdadera competencia de complejidad, fruto del aprendizaje profundo.
Es necesario adquirir la posibilidad de leer, interpretar y dudar de la parte «oculta» del aprender como del leer, según Skinner. Saber pensar representa en este marco la delimitación, y al mismo tiempo la estructura fundamental en que todo se erige, y adapta.
En una realidad cada dia mas electrificada las personas deben volver a sí mismas, capaces de interactuar sin el ausilio de los objetos tecnológicos, y conscientes de poder representar el verdadero fulcro del cambio global.

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